domingo, 20 de noviembre de 2011

PRIMERA MEDICA DOMINICANA

PRIMERA MEDICA DOMINICANA

Biografía   Evangelina Rodríguez





REALIZO ESTE TRABAJO A PROPOCITO DE QUE LOS ESTUDIANTE DE MEDICINA Y PERSONAL AFINES LESDEN SU MAS QUE MERECIDOS MERITOS


Evangelina Rodríguez nació de cuna muy humilde en San Rabel del Salvaleón de Higüey, República Dominicana, el 10 de noviembre de 1879, aunque algunos historiadores señalan que fue en 1880 en el poblado de San Rafael del Yuma. 


Murió de inanición el 11 de enero de 1947. Poeta, narradora, maestra, médico y filántropa. Hija de Ramón Rodríguez y Felipe Perozo. Primera médico dominicana a los seis años de edad, motivada por la prosperidad económica de San Pedro de Macorís en las primeras décadas del siglo XX. Su abuela Tomasina Suero la llevó a vivir a esa ciudad.



El nombre completo de la doctora Rodríguez era Andrea Evangelina Rodríguez Perozo, y es oportuno aclarar que contrario ha como han señalado algunos escritores y biógrafos, el verdadero lugar de su nacimiento fue Higüey, y su acta de bautismo está asentada en el libro No.9, Folio...


Realizó sus estudios en el Instituto de Señoritas de San Pedro de Macorís, del que luego sería directora, a la muerte de Anacona Moscoso. Además de médico y maestra fue autora de cuentos y poesías que dejó dispersos en revistas y periódicos dominicanos. Publicó Granos de Polen, “un cuento esencialmente sociológico”, al decir del doctor Castro, y dejó inédita la novela Selisette, dedicada a la hija que adoptó a ruegos de una paciente fallecida. “Aunque no se casó, educó esa niña, que vino a la capital cuando era adulta, y declaró que cuando la tiranía empezó a perseguir a la doctora, conminaron al padre a que se la quitara”


En 1903 ingresa en la Escuela de Medicina del Instituto Profesional en Santo Domingo y en 1911, ocho años más tarde, cuando contaba 32 años de edad, logra recibirse como Licenciada en Medicina.




Logros Evangelina hace su pasantía en el poblado de Ramón Santana y se traslada a París en 1921, donde permanece hasta 1925 para realizar cursos de especialización en las siguientes maestrías: Ginecología, Pediatría, Obstetricia y Otorrinolaringología.
Se graduó de Maestra Normal en 1902. Su fructífera labor como educadora la llevó a Directora de la Escuela Normal de Señoritas de San Pedro de Macorís en 1907. Graduada de Licenciada en Medicina en 1908, tres años después (1911) presentó su tesis "Niños con excitación cerebral". Hasta 1920 cuando decidió cursar estudios de especialización en Ginecología, Obstetricia y Pediatría (1921-1925) en el Hospital Broca y en la Maternidad Baudelocque, respectivamente, en París, Francia.,




Pero además de eso, agrega, “crea una maternidad en San Pedro de Macorís y pone en marcha planes para rehabilitar las cárceles. Yo tato todos esos aportes que sólo se enunciaban, y los desarrollo en base a documentación porque, a nivel de ejercicio médico y de la propia historia de la medicina, nadie se los reconoce”. El ejemplar es también recopilación de toda la obra literaria dispersa de la galena y un conmovedor recuento de las vicisitudes y progresos de la humilde muchacha vendedora de gofio, huérfana, que se sobrepuso a los obstáculos que la sociedad de su época imponía a los pobres, a los negros, a la mujer.


“Se ha cuestionado que el rector del Instituto Profesional, monseñor Apolinar Tejera, públicamente se opuso a la graduación de Heriberto Pieter porque, mientras él presidiera los destinos de esa casa de estudios, ningún negro se graduaba. Evangelina tenía dos factores en su contra: además de ser negra, era mujer. Hay un elemento importante que advertí en mis investigaciones: ella se examina treinta días después que renuncia Tejera, lo que me lleva a especular que no lo había hecho temiendo a ser rechazada”, dice Castro.





La inteligencia de la muchacha, añade, se sobrepuso a estos prejuicios. “El profesor Octavio del Pozo, famoso por su aversión a las mujeres, fue precisamente el presidente del jurado de su tesis y Evangelina es la única que tiene sobresaliente, es decir que ese médico, polémico, pese a su proverbial tradición, actuó con sinceridad”. Castro Ventura destaca el carácter hostosiano, superior, de la educación de Evangelina Rodríguez y la precoz aptitud de la adolescente desde que empezó sus estudios elementales. “Cuando se gradúa de Maestra Normal, son tres las de su promoción y es a Evangelina a quien escogen para dar las gracias. Eso significa que ya sobresalía por sus facultades, por su capacidad. Incluso, su maestra de graduación, Luisa Ozema Pellerano, significa que ya desde su pueblo natal Evangelina traía una preponderancia por encima de las demás, pese a su condición humilde”.






La dictadura de Trujillo la marginó de la sociedad dominicana. La borró del mapa. Fue excluida de los congresos médicos, eliminada del Directorio y de la Síntesis Bibliográfica que incluía los nombres de todos sus colegas. La revista Fémina, donde ella publicaba sus colaboraciones literarias, le cerró sus puertas. El doctor Moscoso Puello, que fue su compañero y conocía su capacidad y sus virtudes, escribió un libro y apenas la menciona. ¿Razones? La obra fue hecha en la Era de “El Jefe”.Evangelina tenía dos factores en su contra: además de ser negra, era mujer. Hay un elemento importante que advertí en mis investigaciones: ella se examina treinta días después que renuncia Tejera, lo que me lleva a especular que no lo había hecho temiendo a ser rechazada”, dice Castro.



Pese a haber sido la primera médica graduada, con especialidad en pediatría y ginecología, llega a la República procedente de París y a quien se designa como primera maestra en obstetricia es a Consuelo Bernardino, sencillamente por la influencia que ejercían en el régimen sus hermanos, Minerva y Félix.
En su niñez vendía gofio y, al estudiar en la Universidad siguió este negocio para poder cubrir sus gastos.



 “Ella se gradúa oficialmente de médico en 1911, un mes después de la muerte del Presidente Ramón Cáceres, pero es en 1919 cuando le entregan su diploma, cuando pudo ejercer, por la sucesión de las revoluciones de Concho Primo. En ese lapso, ofrecía atenciones médicas en San Francisco de Macorís y Salcedo”. Después, expresa, “decide ir a Francia, influenciada porque todos sus profesores eran egresados de escuelas de París. Fue un gesto atrevido pues sabía que no contaba con los recursos económicos suficientes, pero trazó un plan de cuatro o cinco años de ahorros y pudo costearse su especialidad”.


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